En nuestra consulta de psicología en Vigo, al llevar a cabo una Terapia de Pareja vemos cómo ciertos temas se enquistan y no se solucionan, no se hablan correctamente o directamente no se hablan y se corre un tupido velo. Vemos cómo un cónyuge no entiende el punto de vista del otro o cómo no se da el brazo a torcer en la conversación. A veces sale a relucir el orgullo y cuesta horrores pedir disculpas o asumir que la otra parte tiene razón. Y esto es síntoma de que el sentimiento de equipo en pareja ha disminuido o bien de que uno de los dos es muy inflexible y no admite haber cometido un error. Sea como sea, esta actitud acaba siendo destructiva para la relación.
¿Por qué cuesta tanto reconocer que la otra parte tiene razón si es nuestra pareja y no un rival? ¿Por qué cuesta tanto disculparse si es síntoma de madurez y de crecimiento como persona?
¿Os suenan estas expresiones?: “¿Que le pida perdón? Que me lo pida él antes que ayer también me contestó mal”; “Yo no tengo que disculparme porque le dije lo que sentía, si no fueron las maneras pues… ¿qué le voy a hacer? No soy perfecta”; “No le voy a pedir perdón porque ya llevo aguantando mucho todos estos años”; “Le dije que tenía razón una vez me aseguré de que era así. Quería comprobarlo primero”… y un largo etcétera.
En Adamia Psicología a la hora de trabajar un conflicto en pareja recalcamos la idea de hablar por turnos, de respetar el punto de vista del otro y entender que quizás no vivamos las cosas de la misma manera porque no somos clones, de no faltar al respeto y de ver a nuestra pareja como nuestro equipo y no como nuestra competencia o rival. Pero lo más importante para calmar tensiones será saber cerrar la conversación y, así, ¡conflicto resuelto!
Aquí os sintetizamos las tres claves para cerrar un conflicto en pareja: (1) saber pedir disculpas y asumir nuestro error, (2) dar la razón si es lo oportuno y (3) cerrar definitivamente el tema (no acumularlo).
Ejemplo de un buen cierre de una discusión o desacuerdo sería el siguiente:
“Entiendo que tú lo hayas vivido así. Tienes razón, estuve muy estresado/a y bajo mucha presión estos días en el trabajo y no veía más allá. Disculpa, intentaré gestionar mejor mi estrés y no pagarlo contigo”. En este ejemplo el emisor/a muestra empatía por su pareja, asume su culpa o responsabilidad y entiende la parte de razón del otro, se disculpa y se compromete a cambiar su actitud. ¡Perfecto!
De esta forma, la probabilidad de saber gestionar los futuros conflictos en pareja será mucho mayor y, con ella, la felicidad en la relación.
Y a vosotros, ¿os cuesta dar la razón? ¿Soléis pedir disculpas?
Adamia Psicología
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