Antes de leer este artículo, te invito a reflexionar: ¿Qué importancia le concedes al sexo en tu vida? ¿La que te han inculcado, la que crees que se merece, mucha, ninguna, depende…?
¿Conoces a Maslow y su pirámide de necesidades? Hoy voy a tomarlo como referente para que valoremos la importancia del sexo y, para ello, me remonto nada más y nada menos que a una de sus teorías del año 1943. ¡Guau! ¡El sexo en el año 1943! Pues así es. Ya en aquel momento hubo algún valiente que se atrevió a hablar con conocimiento y certeza sobre este tema.
Las teorías de Maslow aparecen asociadas, fundamentalmente, a la Psicología Laboral o Psicología del Trabajo, porque se encargó de definir una pirámide de necesidades humanas (tanto emocionales como fisiológicas), bien ordenadas y descritas, aplicable a todas las personas y que ha sido muy útil para analizar la relación jefe-empleados, la motivación en el trabajo y la importancia de la satisfacción de las mismas para poder progresar en nuestra vida laboral.
Esta reconocida pirámide integra las siguientes necesidades, en orden de importancia (de abajo a arriba): Fisiológicas, Seguridad, Afiliación, Reconocimiento y Autorrealización. Puedes verlas en la imagen seleccionada más arriba. Hoy me centraré en las primeras por ser las más importantes, de hecho son las denominadas necesidades básica o vitales. La premisa de Maslow es que sólo podremos atender necesidades superiores cuando hayamos satisfecho necesidades inferiores, es decir, todos aspiramos a satisfacer necesidades superiores pero “pasito a pasito, en orden”. Podemos entenderlo como ir subiendo una escalera peldaño a peldaño. En lo que se refiere a las necesidades más básicas encontramos la respiración, la alimentación, el descanso…y el sexo. ¡¡El sexo!!
Así que el sexo es considerada una necesidad básica, vital, que necesitamos satisfacer para poder seguir avanzando en la pirámide, en términos de Maslow. Una vez experimentemos el disfrute de la vida sexual (al nivel que cada uno/a considere, no hay términos universales, cada persona construye su propia vida sexual), podremos seguir escalando en la pirámide y adquirir otros pilares como la sensación de seguridad (sentirse seguro y protegido), de afiliación y aceptación social (sentirse perteneciente a un grupo), nuestra autoestima y propia valoración y nuestro sentimiento de autorrealización y de sentirnos productivos al encontrarle sentido a nuestra vida. Éste último representaría el nivel más alto de la pirámide.
Con esta primera aclaración te invito a que reflexiones sobre la influencia que tiene el sexo sobre otros aspectos de tu vida. Se encuentra al mismo nivel que el poder respirar, el poder comer, el poder dormir, el poder beber…¿Te lo esperabas?
En Adamia Psicología sabemos que cuando una persona llega a consulta con un presunto problema o disfunción sexual (por ejemplo, bajo deseo sexual, impotencia, anorgasmia…), no será la única área afectada de su vida. No existe, a mi juicio personal, un problema sexual aislado. Y esto tiene una explicación: el sexo está relacionado con muchísimas otras necesidades emocionales. Esto lo vemos muy claro en la Terapia de Pareja y en la Terapia Sexual. El bajo deseo, por ejemplo, puede ser un antecedente o un consecuente de problemas individuales o en la pareja, y esto tiene una sencilla razón y es que guarda relación con muchos otros aspectos como, por ejemplo, el vínculo, la confianza, la pasión, la autoestima, el autoconocimiento, la educación sexual recibida, experiencias traumáticas, etc. Si hay problemas sexuales podemos predecir problemas individuales o en la pareja.
El ámbito de la sexología va creciendo poco a poco y creo que la sociedad empieza a valorar la importancia que esto tiene en nuestras vidas y, lo más importante, EMPEZAMOS A HABLAR DE SEXO. Ivan Bloch todavía la definía en el año 1909 como ciencia, así que todavía nos queda mucho camino por recorrer. Hacernos conscientes de que un problema, afección o disfunción sexual puede afectar a otras áreas de nuestra vida es el primer paso. Hago un paralelismo con la Anorexia Nerviosa; cuando nuestra alimentación se encuentra afectada o no nos alimentamos como deberíamos (alimentación, otra de las necesidades vitales), la vida de la persona se ve trastocada a otros muchos niveles: la persona se aísla, pierde la autoestima, carece de habilidades sociales, puede presentar distorsiones del pensamiento... Pues lo mismo con el sexo.
En nuestra consulta de psicología en Vigo abordamos el tema de la sexología y la Terapia Sexual pero, como digo, de una manera más integradora y trabajando también de manera sinérgica otras áreas de la vida del paciente. Así conseguiremos los mejores resultados.
Debemos cuidar nuestra pirámide desde los cimientos. De la misma manera que comemos cuando tenemos hambre, ¿no?
Adamia Psicología
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