El área de la Sexología es especialmente interesante, puesto que conecta aspectos de todos los ámbitos de nuestras vidas y es una necesidad vital básica ya contemplada por Maslow en el año 1943. No obstante, la sexología en la mujer sigue siendo un tema algo tabú (por desgracia). Son muchas las mujeres que se sorprenden hablando de sexo con sus amigas, o que por vergüenza prefieren no comentar sus posibles problemillas sexuales. Y esto viene (entre otros factores) de la educación recibida, errónea tanto para los hombres como para las mujeres: “el hombre debe ser una máquina de placer, satisfacción y predisposición, y la mujer debe cumplir en la cama para no perderlo”. ¡Qué horror, de principio a fin! ¡Qué horror y qué error! Son muchxs lxs jóvenes que siguen pensando así, no debemos de remontarnos al siglo pasado… Y eso es lo que a nosotras, como psicólogas en Vigo, más nos aterroriza.
Lo primero que debemos hacer para auto-comprendernos o para comprender a nuestra pareja es ver más allá, y siempre desde una actitud de escucha y empatía sabiendo que ni nosotras ni nuestra pareja si fuera el caso, está decidiendo sentirse así. Un ejercicio que usamos en terapia sexual consistiría en dibujar un árbol que llamaríamos “mi sexualidad”, al cual le añadiríamos una serie de raíces que recibirán el nombre de aquellas frases que hemos escuchado o que nos han enseñado acerca del sexo o posibles experiencias desagradables (estas raíces serían nuestros esquemas o creencias erróneas), que darían lugar a nuestro desarrollo sexual y a todas sus ramificaciones en la copa del árbol, como podrían ser sensación de inutilidad, ansiedad, TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), problemas en la pareja, problemas familiares, etc. A su vez este árbol estará siendo regado (y mantenido) por factores como baja autoestima, necesidad de control, obsesividad… Y estos factores podríamos dibujarlos como gotas de agua que están haciendo que nuestro árbol torcido crezca y crezca. Una vez entendido nuestro árbol podremos empezar a trabajar los diferentes aspectos. Esta técnica nos ayudará a identificar los factores predisponentes a nuestra posible disfunción sexual.
La mujer con bajo deseo sexual extrae poco o ningún placer erótico de la estimulación sexual, se halla esencialmente vacía de sentimientos sexuales, lo que le puede generar una especie de aversión hacia el sexo que le llevará a evitarlo o a sucumbir a excusas como la fatiga o la debilidad.
Si a esto le sumamos la posible presión de su pareja o el sentimiento de inutilidad de la misma, ¡COMBO! Así que intentemos relajarnos, analizar todos los factores e ir poquito a poco. No hay culpables y tiene solución, ese es el primer mensaje alentador que debemos mantener. Y, es más, una Terapia Sexual es súper enriquecedora, nos enseña muchísimo de nosotrxs mismxs, ya que no solo se limita a lo sexual.
Así que si conseguimos reestructurar estos esquemas erróneos, al tiempo que dotamos a la mujer de herramientas para liberar su mente y aprender a disfrutar sin culpa y sin exigencias, dejando a un lado la idea errónea del coitocentrismo, conseguiremos que venza sus miedos y alcance un disfrute pleno de su sexualidad, mejorando también su autoestima. Lo más importante es saber que el sexo nos pertenece, es nuestro, y que debemos de hacerlo por nosotras mismas.
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