¿Te da miedo romper la relación con tu pareja? ¿Temes a lo que pueda venir después? ¿Qué te impide dar el paso? ¿Qué te está frenando?
Tomar la decisión de ponerle punto y final a una relación de pareja no es fácil, vamos a necesitar un tiempo para reflexionar, valorar los pros y contras y poder así entender también cómo nos hace sentir esa situación. Supone un cambio bastante grande para la persona y una reestructuración de su día a día. Implica romper un sentimiento, una pasión y un compromiso, y asumir esto cuesta más conforme pasan más años y hay más camino recorrido juntos y más proyectos en común.
En Adamia Psicología, dentro de la especialidad de Terapia de Pareja vemos casos en los que un miembro, o los dos, muestran descontento hacia la relación, ya no le encuentran sentido y no saben qué hacer para salvarla. Relaciones que emocionalmente ya no existen desde hace meses o años, compromisos que ya se han roto, comunicación que se ha perdido…hacen que poco a poco se inicien vidas cada vez más paralelas y distantes. Y es en este punto en el que les realizamos siempre la misma cuestión: ¿qué es lo que os motiva a mantener vuestra relación?
La respuesta a esta pregunta nos dará información de qué es aquello que todavía les une como pareja y nos ayudará a dirigir la terapia. Y esto puede tener que ver con los valores personales, con la enseñanza recibida en relación al amor, con el anclaje al pasado, con el miedo a la soledad…
A veces, se decide continuar juntos debido a factores internos a la pareja, es decir, la motivación tendría su origen en algo que afecta exclusivamente a los dos cónyuges, por ejemplo, “vamos a intentar mejorar la comunicación porque somos felices juntos, porque nos queremos y esto fortalecerá la relación” (¡¡GENIAL!!). Sin embargo, otras muchas veces la pareja decide mantener la relación por factores ajenos a ellos, bien por los hijos, por el qué dirán de las familias (propia y política), por la situación económica común o por la vieja idea de que “las parejas deben permanecer unidas siempre, pase lo que pase”. Este mensaje se nos transmite ya desde que somos pequeños a través de las películas y canciones románticas y guarda un matiz muy convencional, por eso hace años los divorcios eran un tema tabú y una decisión que pocos valientes tomaban. En la actualidad nos sentimos más libres y esta decisión es una más de las muchas que la vida nos puede poner por delante.
Sea cual sea el motivo por el que no te ves capaz de tomar la decisión de romper con tu pareja (todos ellos lícitos), dedica un minuto a responder a esta pregunta: ¿qué es lo que te haría más feliz en tu momento presente?
¿Por qué mantener una relación cargada de infelicidad, en la que os estáis destruyendo el uno al otro…por no decepcionar ni hacer daño a terceros? ¿Vale la pena?
Se cree erróneamente que para los hijos es más beneficioso ver a sus padres juntos incondicionalmente a verles divorciados o separados, y no se piensa en que los niños lo que están viendo a diario es que sus padres discuten, se faltan al respeto, no se muestran cariño ni afecto, se rechazan o duermen en camas separadas. ¿Es este el coste? ¿Es esta situación la que les hará más felices? La respuesta es que NO. Si algo necesitan los hijos para su estabilidad es percibir la felicidad de sus padres y muchas veces esta felicidad llega cuando la pareja se separa.
Desde Adamia Psicología nos atrevemos a decir que “hay parejas que están mejor separadas” y que “es preferible un divorcio pacífico a un matrimonio en guerra”.
Como en cualquier otra situación de la vida, les podremos aportar más felicidad a los nuestros cuánto mejor nos sintamos con nosotros mismos. No sería justo escoger como opción una vida cargada de frustración por pensar que esto hará más felices a los nuestros.
Si te lo estás planteando, dinos, ¿en qué o en quién estás pensando? ¿En ti o en otras personas?
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