Dentro de la extensa teoría sobre Terapia de Pareja y relaciones, un autor muy reconocido es el estadounidense Gottman quien puso en marcha un curioso “Laboratorio del amor” (Love Lab) en el que examinó a cientos de parejas, su comportamiento y sus reacciones fisiológicas al discutir o al conversar, por ejemplo. Sus estudios obtuvieron un éxito del 91% en las predicciones sobre el futuro de las parejas, y por ello es tomado como referente para muchos terapeutas y psicólogos/as.
Una pequeña muestra de todo su legado lo conforman "Los cuatro jinetes de la pareja" ó "Los cuatro jinetes del Apocalipsis". ¿Os suenan? Ya podemos intuir por dónde van los tiros, ¿no? Gottman defiende que estos cuatro jinetes, de mantenerse en el tiempo, pueden predecir el divorcio en un 82% de los casos. Los sintetizo aquí abajo:
Las críticas: no es lo mismo quejarse (de algo puntual), por ejemplo: “Me fastidia que lleves toda esta semana sin hacerte cargo de las tareas de casa que te tocan”, que criticar a nuestra pareja. Las críticas son más globales, más negativas, más destructivas y suelen utilizar el verbo “ser”, y tienen como finalidad etiquetar a la otra persona para crear culpa y malestar: “Eres un auténtico desastre en casa. No sabes ni hacer bien una cama”. El problema aparece cuando las críticas se hacen constantes y se toman por norma.
El desprecio: suele aparecer como consecuencia de estar disgustado/a con la relación o con algún aspecto de ella, y se disfraza en forma de sarcasmo, insultos, burla o humor hostil. El desprecio tiene como finalidad rebajar, amenazar o provocar a la pareja. Se exacerba si se tienen pensamientos negativos guardados durante tiempo. Puede traducirse en una actitud beligerante o desafiante, por ejemplo: “¿Sí? ¿Y qué piensas hacer, denunciarme?” o “Cuando quieras puedes hacer las maletas y marcharte”. O, también, en insultos: “No le hagas caso que está loca”.
La actitud defensiva: es, en realidad, un modo de culpar a la pareja a través de un contra-ataque. La búsqueda constante de culpable(s) no sirve de nada, no atrae soluciones, y puede convertirse en una trampa para muchas parejas. Implica defenderse a través de un ataque, dejando ver que es el otro el que tiene la culpa, por ejemplo, “Llevo años haciéndote favores, pero tú nunca los has tenido en cuenta. Así que ahora no tengo porqué hacer lo que me pidas”. Es muy dañino para cualquier relación entrar en el bucle ataque-defensa como método de comunicación.
El encierro o actitud evasiva: implica distanciarse, en lugar de enfrentarse al problema. Esta actitud es más frecuente en hombres y no resulta nada resolutiva. Por ejemplo, bajar la mirada sin pronunciar palabra o actuar como si lo que dice el otro no importara en absoluto. Muchas personas recurren a la evasión porque se sienten abrumadas, conmocionadas e indefensas ante los gritos y la hostilidad de su pareja. Con esto lo que se consigue es que la otra parte grite más, pierda los nervios y la comunicación quede totalmente desequilibrada y dañada.
Todo esto nos suena, ¿verdad? Lo hemos vivido, lo hemos escuchado, lo hemos visto en películas…Identificar estos cuatro jinetes a tiempo será el primer paso para poder evitar que se perpetúen en el tiempo y que destruyan nuestra relación. En nuestra consulta de psicología en Vigo evaluamos la situación de cada pareja, buscamos las debilidades y, a partir de ahí, empezamos a marcar unas pautas para mejorar. Gottman habla de matrimonios felices-infelices o funcionales-disfuncionales. De manera que si encontramos algo que no funciona en nuestra relación, puede que todavía estemos a tiempo de cambiarlo. Quizá sólo haga falta modificar ciertas actitudes.
Aquí os dejo una frase muy interesante de este autor:
“Un matrimonio feliz no es aquel que no tiene conflictos, sino el que tiene habilidades para manejarlos y resolverlos”.
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