Muchxs de nosotrxs nos enfrentamos al verano más “raro” después de muchos años, ¿verdad? Viajes cancelados, planes con restricciones, mascarilla obligatoria, distancia de seguridad con los nuestros… Y un concepto de vacaciones, como descanso y desconexión, deteriorado.
¿Cuándo y cómo puedo descansar y desconectar si me tengo que quedar en casa?, nos preguntamos.
Bien, lo primero que debemos entender es que esta situación está fuera de nuestro control y que tocará adaptarse, no esperar a que la situación se adapte a nosotrxs, así que vamos a hacérnoslo fácil. De nada vale quejarse más. Estuvo bien (y fue necesario) al principio pero ahora, después de tantos meses, ¿de qué nos vale? Toca ser algo más pragmáticxs y poner a prueba nuestra capacidad de adaptación.
Ya lo hicimos en el confinamiento, ya nos adaptamos y “sobrevivimos”, ahora toca disfrutar de las vacaciones de la manera en la que podamos, exprimiendo nuestros recursos al máximo. Para ello, desde Adamia Psicología hoy os traemos un ejercicio muy sencillo que puede ayudaros a darle sentido a este NUEVO VERANO:
Coge una hoja y un bolígrafo y escribe una lista de 10 aspectos que necesitarías para poder disfrutar de tu verano y de tus vacaciones (puede ayudarte pensar en algún viaje disfrutado); el único requisito es que no escribas “coger avión”.
Os ponemos un ejemplo:
- Estar cerca de la naturaleza, de árboles y de verde.
- Bañarme en el mar.
- Estar con mi pareja.
- Estar con amigos que hace tiempo que no veo.
- Despertarme tarde.
- Comer sin hora.
- Bailar.
- Relajarme frente a una puesta de sol.
- Vestirme de una manera cómoda.
- Tener apagado el teléfono de trabajo.
- …
Como veis, no es tan difícil identificarlos. Y, ahora, la parte pragmática. Esto es lo que a este sujeto imaginario le aportarían unas buenas vacaciones; pues bien, vamos a intentar encontrarlo en los planes que sí tenemos permitido hacer. Nosotras veríamos posible llevarlo a la práctica, por ejemplo, alquilando un coche con nuestra pareja y recorriendo una zona de costa cercana combinándolo con una zona más interior, se podrían hacer noches en hospedajes rurales para encontrar esa conexión con la naturaleza, e intentando cuadrar con alguna amistad en algún punto de nuestro recorrido. El móvil del trabajo lo dejaríamos apagado en nuestra casa, y buscaríamos buenos momentos y tranquilidad, viviendo los días sin reloj. Todo ello con responsabilidad y consciencia, por supuesto, y adaptado a lo que nuestra zona geográfica nos permita.
Con este modelo de viaje seguramente nuestro sujeto consiga ponerle un check a todos esos puntos anteriormente señalados. Y es que no siempre es necesario irse lejos para poder sentirse pleno o plena.
De esta manera, podremos darle sentido y disfrutar de este verano 2020, con responsabilidad y consciencia, al tiempo que habremos desarrollado nuestra capacidad de adaptación a los cambios, algo que nos ayudará a seguir creciendo como personas.
¿Cómo te lo planteas tú?
¡Feliz verano a todxs!
Adamia Psicología
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