Acaba de empezar el 2018, ¡año nuevo! Hemos cerrado ya las Navidades y sus ingentes cantidades de comida. Hoy quiero hablaros de cómo reacciona nuestro cuerpo a estos cambios culinarios y a esta modificación de hábitos. Es información que no siempre se conoce y que puede provocar muchas preocupaciones y obsesiones desacertadas con el peso.
En nuestra consulta de psicología en Vigo abordamos los Trastornos de la Conducta Alimentaria y desórdenes alimentarios asociados, y para estos casos yo siempre intento transmitir que “el cuerpo es sabio y se encarga de enviarnos señales constantemente de lo que necesita o de lo que le sobra”.
Cuando una persona ha adquirido la preocupación por su peso y su silueta como norma, suele generar ciertas obsesiones o rituales después de las Navidades, porque cree con certeza que ha engordado. Si esto fuera así, ¡tranquilidad y con cabeza! Porque nuestro cuerpo dispone de un mecanismo autorregulador del peso para este tipo de situaciones en las que cambiamos temporalmente nuestros hábitos alimentarios. Para hablar de esto voy a valerme de la Teoría del Punto Fijo o Set Point. Es una teoría de muchas pero para mí, a nivel personal, tiene mucha fiabilidad y validez. ¡A ver qué os parece!
La Teoría del Punto Fijo o Set point (Keesey, 1980), sostiene que todas las personas tenemos un peso corporal más o menos fijo, regulado y establecido, que dependerá de muchos factores (genéticos, ambientales, culturales…). Si pensamos en nuestra constitución física o si vemos fotos de cuando éramos pequeños/as, veremos que nuestra silueta ha sido más o menos la misma siempre. No obstante, el set point o punto de ajuste no es un peso saludable en todos los casos. Lo que siempre se cumple es que es el peso con el que nos identificamos desde casi la infancia y con el que nos reconocen los demás. De manera que si en algún momento el peso corporal se desvía de este punto fijo, el cuerpo desplegará mecanismos metabólicos para volver al teórico punto. Funcionaría como una especie de termostato.
Este set point no es inamovible, puede variar ocasionalmente unos kilos arriba unos kilos abajo. Por ejemplo, cuando empezamos a hacer deporte con regularidad el set point puede situarse unos kilos más arriba (el músculo pesa), así como cuando estamos una temporada comiendo cantidades de comida a las que no estamos acostumbrados/as, por ejemplo en vacaciones o en Navidades, nuestro set point también puede subir unos kilos en nuestra escala. Pero no supone un problema ni nada irremediable, ¿sabéis por qué? Por el mecanismo autorregulador del peso del que hablábamos más arriba. Éste buscará el equilibrio del organismo, y con su funcionamiento tenderemos a volver a nuestro peso ajustado sin mucho esfuerzo y sin obsesiones.
¿Verdad que si subimos un par de kilos en Navidades a principios de febrero ya se han esfumado de nuestro cuerpo? No arrastramos esa subida de peso mucho más tiempo si volvemos a regular nuestros hábitos.
¿Cómo lo conseguimos?
Si hemos comido “demasiado” durante estas navidades nuestro cerebro ya se encargará de demandarnos comer menos en los próximos días, de salir a pasear más a menudo o retomar el deporte, de prepararnos una ensalada ligera para cenar, etc. ¿Os apetecería cenar un cordero asado o un pavo relleno en las noches que siguen a las Navidades? No apetece, nuestro cuerpo nos pedirá volver a nuestro set point, pero sin prisa y de manera saludable. En definitiva, menos apetito y más gasto de energía con la intención de volver a ese set point que nos identifica y con el que nos sentimos bien. Así encontraremos el equilibrio de nuestro cuerpo, y a esto se le conoce como homeostasis. Todo ello es consecuencia de señales que envía nuestro cerebro. Como ya sabemos…el cerebro lo gobierna todo.
¿En qué casos no funciona esta teoría?
Cuando los hábitos no saludables tienen mucha más fuerza que la homeostasis que regularía nuestro peso. Es decir, no podemos pretender volver a nuestro set point después de las Navidades si reenganchamos nuestra rutina con sedentarismo y malos hábitos alimenticios, incluso atracones. Esto pasaría, por ejemplo, en la obesidad.
El set point existe, pero no es magia. Requiere regular nuestros hábitos al son de las señales que emite nuestro cerebro y, esto, a veces, requiere concienciarse y esforzarse un poco.
Con este artículo lo que pretendo transmitir es que el cuerpo es sabio, que si nos dejamos llevar por lo que nos comunica y por lo que nos pide podemos tener un peso regulado toda nuestra vida. ¿El ingrediente esencial que necesitamos? Llevar a cabo hábitos saludables duraderos, a largo plazo. Simplemente debemos seguir unas pautas sanas (deporte y comida sana) y nuestro organismo se encargará de recolocar el resto.
Espero ayudar a evitar o prevenir preocupaciones con esta información. Confiemos más en nuestro cuerpo y, sobretodo, confiemos más en la unión mente-cuerpo.
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