Ante un episodio de ansiedad o depresión grave, cuando las personas llegan al límite, se plantean cómo solucionarlo. Entre las opciones encontramos el no hacer nada por si se soluciona de forma natural, el tomar fármacos o el ir a terapia psicológica.
Es curioso que la mayoría de las personas, cuando acuden a nuestra consulta de psicología en Vigo, nos cuentan que toman antidepresivos o ansiolíticos (o ambos), sea cual sea el problema que tengan. Esto nos hace pensar que estos medicamentos forman parte de una práctica extendida en nuestro país. Comentándolo con colegas de la actividad sanitaria, llegamos a la conclusión de que son una opción rápida y fácil para que la persona deje de experimentar los síntomas por los que acude a consulta. Por lo que, la primera opción para las personas, en la mayoría de los casos, es tomar fármacos. Sin embargo, a lo largo, estos fármacos no siempre tienen los efectos deseados, ya que, o los síntomas siguen presentes en la vida cotidiana de la persona o, cuando se dejan de tomar, los síntomas vuelven a aparecer.
En Adamia Psicología consideramos que esto ocurre porque los fármacos alivian los síntomas pero no “atacan” directamente al problema que los está causando. Y entonces… ¿por qué los consumen tantas personas? Son de fácil acceso, relativamente baratos, si los consideramos con otros tratamientos, y pueden aliviar los síntomas rápidamente. Sin embargo, la eficacia y la efectividad de estos fármacos, comparada con la terapia psicológica, es muy parecida, siendo, además, esta última, más útil para que los síntomas desaparezcan a largo plazo. A pesar de este último beneficio, la terapia psicológica sigue siendo, por lo general, la elección de segunda para la mayoría de personas que presentan síntomas de ansiedad y/o depresión, debido, en muchos casos, al desconocimiento y al pensar que el psicólogo es “para locos”.
En nuestra consulta de psicología en Vigo, utilizamos técnicas psicológicas que se han demostrado que funcionan para disminuir los síntomas que pueda presentar la persona. Por ejemplo, para la depresión La terapia cognitiva de Beck es uno de los tratamientos de primera elección debido a su eficacia, donde además de corregir pensamientos disfuncionales de la persona que acentúan sus síntomas, también se utilizan técnicas conductuales como planificación de actividades agradables, para que se vuelva a recuperar el estado anterior a la depresión, donde la persona se sentía a gusto con ella misma. De la misma manera, en el tratamiento de la ansiedad también utilizamos técnicas conductuales como la exposición al estresor de manera gradual, tras una alta aplicación de técnicas cognitivas para entender e interpretar porqué ese estresor nos produce tal ansiedad.
Para finalizar, en Adamia Psicología consideramos que, en ocasiones, para lograr el éxito terapéutico es necesario el uso de ambos tratamientos, pero tenemos que entender que los fármacos como único tratamiento no suelen tener el efecto deseado a largo plazo, mientras que en las terapias psicológicas se enseña a las personas herramientas para poder enfrentarse por sí mismas a las situaciones semejantes que puedan venir a lo largo de la vida.
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