En ocasiones, en nuestra consulta de psicología en Vigo, encontramos relatos de pacientes donde exponen vivencias y conductas propias o externas que reflejan inmadurez emocional. Por ello, hoy nos gustaría reflexionar sobre el término.
¿Qué es la madurez emocional?
Tener madurez emocional significa ser capaz de pensar objetiva y conceptualmente, al tiempo que mantenemos conexiones emocionales profundas con otras personas. Funcionar con independencia a la vez que disfrutamos de vínculos estrechos, e incorporar ambos aspectos con naturalidad a nuestra vida cotidiana. Lograr lo que queremos sin explotar a nadie. Actuar con sinceridad, aceptando lo que sentimos sin dificultades para expresarlo. Gozar de buenas relaciones con los demás, gracias a la empatía y al buen control de impulsos. Mostrar interés sobre la vida interior de los demás y disfrutar abriéndonos y compartiendo vivencias íntimas. Tener la capacidad de abordar los posibles problemas o imprevistos de la vida, con realismo y ánimo.
¿Y cómo son las personas emocionalmente inmaduras?
Suelen tener unas características conductuales, emocionales y mentales diferentes, y es fácil que quien presenta una de ellas sea propensa o propenso a mostrar alguna más. A continuación, os describimos algunas de estas características:
· Rigidez y obstinación, su táctica para afrontar la realidad es reducirla a algo que puedan controlar. Una vez que configuran una opinión su mente se cierra y les cuesta aceptar otro punto de vista distinto. Muestran poco respeto a lo diferente a ellas, se irritan ante opiniones o ideas diferentes a las suyas; son extremadamente rígidas.
· Poca tolerancia al estrés, tienden a mostrar respuestas reactivas y estereotipadas. Suelen emplear mecanismos de defensa que distorsionan la realidad. Les resulta muy complejo regular sus emociones y tienden a reaccionar de manera exagerada.
· Hacen lo que más les complace, siguen con el patrón infantil de buscar lo más placentero, suelen tomar decisiones en base a las apetencias inmediatas y tienden a escoger caminos más fáciles.
· Son egocéntricas, viven en un perpetuo estado de inseguridad, temiendo que algo o alguien las desenmascare y las considere incompetentes o indeseables.
· Les gusta ser el centro de atención. Tratan de redirigir cualquier conversación a ellas mismas. Este interés no se debe a querer abrirse y conocerse, sino a acaparar el tiempo y energía cuando están en grupo.
· Son subjetivas, no objetivas, son muy dadas a realizar análisis imparciales, se quedan con lo que les resulte más importante obviando el resto de las realidades.
· Viven preocupadas de sí mismas y solo piensan en sí mismas, repasan continuamente si se están satisfaciendo sus necesidades o si alguien o algo las está ofendiendo. Su autoestima depende de los demás. Esta característica los lleva a no desarrollar empatía.
· Fomentan la inversión de roles, esta característica es propia de la crianza emocionalmente inmadura. Se dirigen a sus hijos/as como si fueran ellos las personas pequeñas, esperando atención o consuelo.
En nuestro día a día es común encontrarnos estos patrones de personalidad, bien sea en nuestras relaciones de amistad, familiares, laborales o amorosas.
Pararnos a revisarnos es algo sumamente importante para nuestro desarrollo como individuos.
Por ello, os animamos a tomar conciencia y a desarrollar empatía y/o respeto hacia estas personas o hacia nosotrxs mismxs. La madurez emocional es algo que podemos cultivar y desarrollar.
Si necesitáis ayuda, no dudéis en llamarnos.
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