A menudo en nuestra consulta de psicología en Vigo, nos encontramos frases como, “cómo le voy a decir eso a mis amigos”, “si lloro públicamente me mostraré frágil”, “interesarme por la estética o la belleza no me permite ser un hombre verdadero”, “debe interesarme el fútbol”, “debo ser el más fuerte”, “debo rendir siempre en la cama”, “tengo que ser el proveedor de mi familia”, y un largo etcétera.
Consultas llenas de imposición, preocupación, agobio, ansiedad, inseguridad, depresión… y, hasta en el peor de los casos, ideas suicidas.
Este tipo de comportamientos son fruto de un modelo social impuesto, donde los hombres aprendieron a reprimir sus emociones, donde se les ha otorgado el papel de serios, competitivos, fríos... ¡hasta en momentos de crisis! Donde deben cumplir con los estándares de la sociedad que para sentirse validados.
Desafortunadamente estas creencias impuestas e irracionales presionan a los hombres y les invitan a límites y comportamientos poco saludables.
¿Consecuencias? Vergüenza, culpa, inseguridad, agobio, angustia y/o depresión.
Nos parece importante compartir y deconstruir con vosotros/as estos mitos sobre la masculinidad que acaban interfiriendo y ejerciendo presión sobre nuestro bienestar y sociedad día tras día. Por ello, os recordamos los derechos legítimos de todos los hombres (los cuales rompen con el estereotipo social):
· Derecho a cuidar su apariencia, a sentirse a gusto consigo mismos, formando parte de un valioso autocuidado.
· Los hombres tienen derecho a expresar sus emociones, llorar, preocuparse, reír, cantar… expresarlas no les quita su virilidad. Los hombres tienen la capacidad de expresar cariño, dulzura, compasión, afecto, también son humanos y por ello tienen la capacidad de entrar en contacto con sus emociones y poder hablar de sus problemas.
· Ser hombre no les convierte en maestros de la sexualidad. Romper este mito será necesario para prevenir disfunciones sexuales. La sexualidad no es algo inherente al género, esta conducta se basa en experiencia y en personalidad de cada individuo. Por tanto, hombres y mujeres, podemos desarrollarnos y aprender sobre las artes amatorias.
· No tienen que ser los más fuertes. Los hombres han sido criados para ser competitivos, para ganar, tener fuerza. Es importante destacar que la fuerza proviene del interior. Por tanto, ser más fuertes físicamente no nos convierte en mejores.
· No tienen que ser los proveedores de la familia ni del hogar. Afortunadamente, los roles de género están cambiando. En las familias es importante ser un equipo, las mujeres también aportan económicamente, no solo afectivamente. ¡Todos sumamos!
· Mostrar interés por la moda, la estética y la belleza me convierte en un ser un humano libre que valora la estética.
· Un hombre no tiene que mostrar interés por el deporte, ni ser el mejor. No nos hace menos hombre ni define nuestra sexualidad un gusto o práctica por una actividad.
Estas restricciones marcan nuestra manera de vivir, y nos alejan de la realidad. Nos encapsulan en estereotipos rígidos.
Si te sientes identificado, es normal, eres humano y habitas en esta sociedad. Lo primero será revisarse a uno mismo para identificar con qué etiquetas dirijo mi vida y no quisiera. Desprenderse de aquello que yo no he elegido será el primer paso.
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