Decir no es una de las habilidades dentro de la asertividad que más les cuesta a los y las pacientes con Trastorno de la Conducta Alimentaria. Pero no sólo a ellos/as, sino en general a aquellas personas que tienen baja autoestima. Como psicólogos/as en Vigo es una habilidad de comunicación que trabajamos en casi todas las terapias.
¿Por qué cuesta tanto decir no? Primeramente, porque la persona se ha acostumbrado (quizás ya en su infancia es lo que se le inculcó) a complacer a los demás, a priorizar siempre las necesidades de los demás a las suyas o, incluso, a que su opinión no sea tenida muy en cuenta. Esta manera de relacionarse suele generar un clima de inseguridad en el que el sujeto genera pensamientos distorsionados del tipo “si le digo que no, dejará de llamarme…”, “si le digo que no, estoy siendo mal amigo…”, “si le digo que no, ya no me querrá…”, “si le digo que no, soy mala hija…”. Y, como decimos, todo ello fruto de una fuerte inseguridad en sí mismo.
Una persona que no sabe decir no, a su vez, es más proclive a la manipulación y al chantaje emocional de los demás ya que se sentirá culpable de manera casi automática. Todo ello debido a su debilidad psicológica.
Cuando una persona de este perfil comienza a decir no, debe saber que los demás pueden reaccionar mal (pues estaban acostumbrados a escuchar siempre su SÍ), pero que será problema de ellos saber encajarlo. Tan importante es expresar el no como saber recibirlo.
A continuación, las claves para comenzar a decir no:
- Dejar hablar a la otra persona hasta que acabe. No interrumpirla en sus argumentos o propuestas.
- Decir no sin perderse en justificaciones o explicaciones. Breve y directamente. Se puede dar la verdadera razón: “Lo siento, pero no te lo dejo”.
- Utilizar la primera persona: “Yo prefiero...”, “He decidido...”.
- Repetir nuestro mensaje de forma clara y persistentemente: “Sin embargo, yo pienso que…”.
- Cuando la situación empieza a ser difícil:
1. Empatizar con el otro, ponerse en su lugar: “Entiendo que te haría ilusión que te acompañase...”.
2. Repetir nuestro mensaje, repetir el NO: “…pero a mí esos espectáculos no me gustan, por lo que no voy a ir…”.
3. Evitar los chantajes emocionales: “…así que no me presiones, no insistas”.
- Si la otra persona continúa insistiendo: retiramos la mirada, dejamos de dar respuesta y nos retiramos del lugar.
- No dar muestras de alteración a nivel no verbal:
1. Mirar a los ojos.
2. Postura relajada.
- Evitar manierismos: morderse las uñas, tocarse el pelo...
- Volumen y tonos adecuados que indiquen firmeza, sin que llegue a ser agresivo.
Este es el esquema que seguimos en Adamia Psicología para que nuestros y nuestras pacientes comiencen a dejar los miedos a un lado y aprendan a decir no, algo tan imprescindible para nuestra autoestima.
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