“Yo soy así”, “Es mi carácter”, “Siempre he sido así”, “No puedo evitarlo”… estas son algunas de las excusas que utilizamos para justificar nuestros comportamientos inadecuados o los argumentos que usamos para no cambiar.
Si nos paramos a pensar en cómo nos definiríamos, nos vendrán a la cabeza muchos “yo soy” que, analizándolos un momento, veremos que hacen referencia a nuestro pasado. Son una manera de impedir la posibilidad de cambiar en el presente.
Los “Yo soy” nos auto-etiquetan de forma demasiado global e inamovible, pero debemos saber que los términos absolutos desde la lógica no se cumplen. No hay nadie que siempre sea bueno/a, siempre sea malo/a, siempre sea inseguro/a, siempre sea celoso/a, siempre sea fuerte… tenemos ciertos rasgos estables de personalidad pero que en función de las situaciones se pueden adaptar o experimentar cambios. En eso cosiste aprender, ¿no?
Si nos encasillamos en un “Yo soy” estamos decidiendo dejar de crecer. Es como la disculpa hecha a medida para evitar el esfuerzo de cambiar o de esforzarse en algo. Hace que evitemos aquello en lo que no nos vemos o no nos apetece vernos capacitados. Veamos algunos ejemplos:
“Soy tímido/a, por eso no voy a las fiestas de la Universidad”. De esta manera dejaremos de trabajar nuestras habilidades sociales, nos retraeremos cada día más y confirmaremos el porqué, “Porque soy tímido/a”. Funcionará como un círculo vicioso.
“Soy de letras, las matemáticas no se me dan bien. ¿Qué le voy a hacer?”. Esto no es más que un comportamiento acomodable que nos impide avanzar y desafiarnos en aquello en lo que nos da miedo no estar a la altura. Por eso, ante este pensamiento es más fácil que la persona ya no muestre interés por las matemáticas.
“Soy muy desconfiado porque mi última pareja me fue infiel”. También puede utilizarse como método para culpar a otras personas (por ejemplo: padres, profesores, ex-parejas…) de nuestras inseguridades. ¿Acaso no podemos forjar nuestra propia personalidad? ¿Depende todo de aquella persona?
“Soy viejo/a, ya no estoy para estas cosas”. En relación a la edad, hace que la persona se paralice y deje de crecer y, así, deje de experimentar cosas nuevas.
“Soy despistado, ella ya lo sabe”. Este tipo de excusas las vemos mucho en Terapia de Pareja. Y la atención, como casi todo, es una habilidad que se entrena. Otra cosa es que nos queramos acomodar en el soy despistado para justificar nuestros olvidos y nuestras meteduras de pata.
Y podríamos continuar con muchos más ejemplos del “Yo soy”. En nuestra consulta de psicología en Vigo trabajamos éste y otros aspectos de la personalidad ya que tienen mucha repercusión sobre el bienestar emocional del paciente.
¿Truco para no caer en estas excusas? En lugar de utilizar “Yo soy X”, utilizar “Hasta ahora he sido X, pero estoy esforzándome por cambiarlo”. Y, así, empezar a comportarnos de manera diferente.
Las etiquetas hacen que nos mantengamos en nuestra zona de confort y evitemos el riesgo y el rudo trabajo de tratar cambiar, en definitiva, nos inmovilizan. Desde Adamia Psicología os animamos a romper todos vuestros “Yo soy” para, así, conseguir mayor seguridad y confianza en vosotros/as mismos/as.
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