¿Cuántas veces nos acostamos pensando “¿qué cosas hice hoy?”, “¿cómo me sentí?”, “¿por qué me sentí así?”? El ritmo frenético de nuestro día a día nos puede envolver y nos impide pararnos un momento a pensar en lo que vivimos, en lo que sentimos, en cómo nos afectan las cosas a lo largo del día…y es precisamente esta falta de atención a nuestras emociones la que nos lleva a una mala gestión de las mismas. Tan solo con plantearnos “¿qué estoy sintiendo ahora mismo?” ante un mínimo cambio en el estado de ánimo, nos estaremos ayudando a entendernos mejor y a gestionar de una manera apropiada nuestras emociones. Para que lo veáis más claro, en Adamia Psicología comprobamos cómo esta pregunta y esta pausa para pensar es algo que al perfil psicológico de los Trastornos de la Conducta Alimentaria le cuesta mucho, por lo que recurre de manera impulsiva a la comida sin saber conscientemente el porqué de su conducta. Un atracón es síntoma siempre de una emoción no atendida. Y esta inatención es tan fuerte que en cuanto las emociones son trabajadas, conocidas, aceptadas y bien gestionadas, los problemas con la comida desaparecen.
Volviendo al título de este artículo, la conducta de escribir nuestros pensamientos, nuestros sentimientos…nos permite hacernos más conscientes de las cosas. Detenernos a pensar: ¿Qué sentí? ¿Por qué me sentí así? ¿Está en mi control? o ¿Es algo que no depende de mí?, nos ayudará a llevarnos mucho mejor con nuestras emociones. Entonces, ¿de qué manera podemos practicarlo?
Una técnica que se utiliza mucho en terapia es el mítico diario que muchos de nosotros iniciamos siendo niños pero que abandonamos conforme nos hicimos mayores por falta de ganas, falta de tiempo…pues bien, dedicar quince minutos al día (más o menos) a escribir acerca de lo que hemos vivido, de lo que hemos sentido a lo largo de la jornada, ayudará a nuestro inconsciente a pasar contenido al consciente, es decir, seremos más conocedores de todo lo experimentado ese día, a nivel físico, emocional y cognitivo. Nos ayudará también a conocernos más y a aumentar nuestra autoestima, ya que no dejan de ser quince minutos que dedicamos a nosotros mismos exclusivamente. De veinticuatro horas que tiene, no está de más dedicarse la friolera de quince minutos, ¿no creéis?
Desde nuestra consulta de psicología en Vigo os animamos a que hagáis la prueba; coged un bolígrafo o un lápiz y escribid diez líneas acerca de lo vivido en el día de hoy. Las emociones (bien gestionadas) son efímeras, duran un tiempo y después desaparecen, así que imaginaos a lo largo de doce horas que estaremos operativos más o menos cada día, cuántas podemos llegar a experimentar. Y es que cuánto más nos conozcamos, más sabremos lo que necesitamos en cada momento y mejor nos adaptaremos a las situaciones futuras. ¿Lo intentamos?
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