Cuando el rol de madre llega a la vida de la mujer, eclipsa todo lo construido anteriormente, y esto es consecuencia en gran medida de la educación recibida ya desde muy pequeñas.
Qué bien se te da jugar a las mamás.
Es un niño más pequeño que tú y debes cuidarlo.
¿Cuándo tienes pensado tener hijos? ¡Se te va a pasar el arroz!
¿Eres madre y sales por la noche?
Una buena madre es aquella que lo da todo por sus hijos (¿olvidándose de sí misma?).
Y un largo etcétera.
Y así es como, poco a poco, vamos asociando que pensar en una misma al tiempo que desarrollamos nuestro papel como madres puede llegar a ser algo estigmatizado y culpabilizado por los ojos ajenos. Es decir, algo malo. ¡ERROR!
En nuestra consulta de psicología en Vigo nos encontramos con muchas mujeres cuya mayor preocupación (y casi obsesión) es convertirse en las “madres perfectas” con todas las expectativas inalcanzables que esto implica. Y, como cabe esperar, a mayores expectativas, mayor será también el sentimiento de culpa ante la mínima pérdida de control o "fallo".
Pero, ¿en qué consiste ser la “madre perfecta”? Debemos saber que este concepto no existe. Las madres, en su calidad como seres humanos, cometen errores y los hijos/as deben saberlo para no caer en la idealización y en la posible decepción cuando sean adultos (porque quizás no les hayan decepcionado, simplemente sus expectativas y la auto exigencia de ellas les hayan hecho creer que no podrían errar nunca). A las mujeres que buscan ser la “madre perfecta” les entusiasma leer libros, charlas, conferencias… en la búsqueda de la confianza y las claves que les permitan cumplir esas expectativas de perfección, olvidándose de que antes de ser madres son (eran) mujeres.
Cuanto más leemos sobre un tema más fácil será caer en la obsesión e incluso en la ingenuidad en relación a lo que leemos. La información siempre será buena, la sobre información no.
Esta obsesión será la que les lleve a olvidarse de su rol como mujer, como pareja, como amiga, como hija… pasando todo al plano de las responsabilidades y exigencias, al plano del “tengo que”, en detrimento del "quiero".
Desde Adamia Psicología creemos que es muy difícil no pensar así ya que, desde niñas, nos inculcan el instinto maternal, el cuidado de los bebés, el cuidado de los más pequeños/as y el ser una buena madre. Todas las frases anteriormente señaladas nos demuestran que el rol de madre debe de llegar a nuestras vidas, es lo que se espera de nosotras y lo que nos dará el éxito en la edad adulta. Es por ello que ser una buena madre es algo que se convierte en una auto exigencia, dando lugar a problemas también de pareja donde se puede creer que la persona que más lee, que más se forma… es la que más se interesa y la que deberá tener más poder sobre la educación de los niños/as, desencadenando múltiples discrepancias entre cónyuges o, incluso, la asunción de un rol bastante maternal también con la pareja.
Como psicólogas en Vigo defendemos la idea de que ser una buena madre no es ser una “madre perfecta”, es ser una madre real, que se equivoca, que pide perdón y que en ningún momento se olvida de sí misma y que así se lo transmite a sus pequeños/as ya desde los primeros años de vida. Pero, sin duda, no depende solo de nosotras, dependerá en gran medida de cómo la sociedad esté constituida.
¿Nos ayudas a cambiarlo?
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