"Un día de pronto se hizo el vacío y todo se desmoronó… ocupaba todo mi tiempo, aparecía a todas horas y generaba un malestar muy intenso… entonces, decidí comer en exceso, reenganchar relaciones de pareja compulsivamente para no sentirme solo/a, engancharme a las redes o a las series de manera compulsiva, compras compulsivas, no parar de hacer deporte… o trabajar y trabajar durante horas… Solo quería que ese vacío dejara de existir".
Esta recopilación de relatos y comportamientos los escuchamos a diario en nuestra consulta de psicología en Vigo cuando nuestros/as pacientes atraviesan un proceso de malestar intenso provocado por un DUELO (pérdida de empleo, ser querido, relación satisfactoria… todo tipo de actividad que nos generaba placer y contribuía a nuestro bienestar).
En ocasiones, los vacíos nos llevan a refugiarnos en diferentes actividades que acaban siendo nocivas, restrictivas, limitadoras o dependientes, antes de enfrentarnos al malestar derivado de la ausencia. Y esto no es más que un mecanismo de defensa, nos aterra enfrentarnos a ese vacío, y cuánto más nos resistimos más tardaremos en gestionarlo.
Aceptarlo, no es una labor sencilla, ni siquiera es un proceso que se rellene de un día para otro. Por ello, desde Adamia Psicología nos gustaría compartir con vosotros/as algunas claves que nos pueden ayudar a gestionarlo:
· Fijarnos en nuestra familia y el amor que nos proporciona, las palabras bonitas que nos dedican, las conversaciones cálidas que nos proporcionan, los detalles que tienen con nosotros/as, la compañía e inversión de tiempo de calidad que nos ofrecen…
· Fijarnos en el entorno, y el aprendizaje que podemos sacar del mismo, los compañeros/as que tenemos alrededor, los libros que leemos, las películas que observamos, las conversaciones que tenemos, la cultura que nos rodea, los viajes que podemos realizar, las oportunidades que aparecen…
· Observar nuestros gustos, intereses y preferencias que configuran nuestra personalidad y nos hacen únicos/as y especiales, la música que nos gusta, las comidas que saboreamos, los paisajes que nos relajan, las actividades que nos divierten, los hobbies que nos entretienen...
· Dedicar un rato a la semana al autocuidado, en el que llevemos a cabo una actividad a solas pero, importante, ¡divertida! Disfrutar del tiempo a solas nos ahorra muchos miedos y ansiedades.
Poco a poco notaremos cómo ese VACÍO va desapareciendo y comprenderemos que lo que nos ayudará a llenar esos espacios no está fuera de nosotros/as, sino dentro: nuestra familia, nuestro hogar, nuestras amistades, nuestro entorno, nuestros sabores, nuestras melodías, nuestros hobbies, nuestras fuentes de inspiración…
Os animamos a que focalicéis la atención en vuestro interior, y ampliéis los canales sensoriales que poco a poco rellenarán los vacíos, permitiéndonos gozar de plenitud y bienestar.
Adamia Psicología
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