Una de las especialidades que tratamos en Adamia Psicología es la de los Trastornos de la Conducta Alimentaria, entre los cuales estaría la anorexia nerviosa. La anorexia nerviosa es un trastorno mental grave que se caracteriza, entre otros síntomas, por la pérdida desproporcionada de peso, el miedo intenso a engordar, la alteración de la imagen corporal y la negativa a comer.
Cuando una persona llega a nuestra consulta de psicología con este diagnóstico, además de valorar su estado físico y mental, como psicólogas en Vigo también deberemos analizar el clima familiar por si pudiera existir alguna situación desfavorable, así como proporcionarles pautas a las madres y padres. Y es que es una situación muy difícil de gestionar por el entorno más cercano, y la preocupación y angustia de los padres puede traducirse en sobre-protección del/la hijo/a (lo cual no contribuye a la superación del problema).
Como pautas preventivas para madres y padres de pacientes con anorexia nerviosa encaminadas a evitar dificultades mayores destacamos las siguientes:
a) Mantener la rutina de las comidas familiares de forma organizada (si no es posible la comida, la cena), ya que uno de los síntomas primeros en la anorexia nerviosa es el no querer participar en la comida y “evitar que los demás vean lo que comen”. El/la paciente deberá adaptarse al menú familiar de manera gradual y comer acompañado/a en la medida de lo posible. Solo así podrá empezar a desarrollar un comportamiento alimentario adecuado. Sería conveniente que los padres le sirvieran el plato y se cree un clima lo más confortable posible, en el que se eviten comentarios sobre la comida, ya que esto presiona todavía más al/a la paciente y perpetúa el problema.
b) Continuar con las revisiones médicas periódicas hasta la adolescencia para prevenir pérdidas de peso importantes o desproporción con la altura. A su vez, deberá tenerse conocimiento de los ciclos menstruales en caso de ser mujer (en la anorexia nerviosa desaparece la regla si hay una bajada muy acusada de peso, a lo cual se le conoce por el término de amenorrea).
c) Procurar una educación familiar y escolar basada en la prevalencia de los valores humanos sobre los estéticos de “culto” al cuerpo, intentando contrarrestar los mensajes sociales (televisión, muñecas Barbie, modas, anuncios, redes sociales, etc.).
d) Seguir la evolución del hijo/a adolescente ante cambios en su forma de ser y de comportarse, ya que otros síntomas de la anorexia nerviosa pueden ser la hiperactividad, las actitudes perfeccionistas, la auto-exigencia personal o un excesivo orden en su vida.
e) Asesorarse como padres y prestar atención desde edades tempranas a aquellos desajustes alimentarios que vayan surgiendo (por ejemplo, tras intentos de dietas o tras acontecimientos vitales estresantes), puesto que la prevención evita los futuros problemas.
f) Favorecer un clima familiar adecuado, con frecuente comunicación y conocimiento de los hijos. Los pacientes con anorexia nerviosa frecuentemente reclaman la atención y afecto de los padres, por lo que la comunicación es muy importante para tratar sanamente estos síntomas. Algo que no se debe hacer es subsanar estas llamadas de atención (muchas veces en forma de comportamientos hostiles), con una actitud de sobre-protección, la cual contribuirá a que la persona no desarrolle de manera autónoma las herramientas necesarias para curarse.
Y es que ser padre o madre de una persona con anorexia nerviosa también conlleva mucho sufrimiento. No se tienen porqué tener las herramientas ni el conocimiento y fácilmente emerge la emoción de culpabilidad, de ahí la importancia de que nuestras pautas lleguen a ellos.
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