Los alimentos prohibidos no sólo existen en los Trastornos de Alimentación. Muchas personas sin el diagnóstico viven sumidas en una dieta auto-impuesta, marcada por una constante restricción de alimentos que procuran no consumir. Como veis, no es necesario desarrollar anorexia o bulimia para tener ciertas ideas obsesivas con la alimentación y, ¡cómo no!, con la delgadez. Parte de culpa la tiene la sociedad y los medios de comunicación, y la otra parte de responsabilidad reside en factores personales del individuo.
Si revisamos la Pirámide de Alimentación, podemos ver como TODOS los alimentos tienen cabida en unos hábitos saludables, bien es cierto que los más calóricos e insanos aparecen en la cima, queriendo significar que debemos consumirlos pero en menor medida que los que aparecen en la base. Pero lo que está claro es que ningún alimento es eliminado, todos cumplen su papel.
¿Qué significado tienen los alimentos prohibidos para la persona? Pues el significado es muy psicológico y la persona suele asociar ese alimento con una connotación negativa, puramente subjetiva y personal. Por ejemplo, “en los años que comí mucho helado, gané unos kilos”, “mi expareja no quería que comiésemos fritos por si yo engordaba", “leí que las personas obesas abusan mucho de la sopa”, “hay estudios que demuestran que cenar pasta engorda”, “el plátano es la fruta más calórica”…
Estos alimentos normalmente representan una relación con el pasado, un recuerdo nostálgico. Todo depende de lo que la persona se diga a sí misma y del poder psicológico que ese alimento tenga para ella, el miedo que le despierte, si lo asocia con alguna situación temida, etc. Es el símbolo de una experiencia agradable ocurrida hace tiempo, de la que actualmente se priva como forma de auto-castigo. Todas estas prohibiciones guardan una relación muy estrecha con la censura del placer (comer es placentero), por eso suelen aparecer en sujetos con ciertas inseguridades, o bien muy controladores y perfeccionistas.
Si lo llevamos a los casos de Trastornos de Alimentación, el proceso general parece funcionar así: “cuánto más me diga que no puedo tomar cierto alimento, más preciado se vuelve para mí, y entonces más me obsesionaré con él”.
A nivel cerebral, lo prohibido siempre despierta más atracción y más deseo. Por eso cuando una persona se prohíbe tener sentimientos hacia otra, ya sabemos lo que pasa después, ¿no?
Cuántos más alimentos prohibidos desarrolle la persona, mayor será la probabilidad de darse un atracón con ellos (atracón: ingesta descontrolada de alimentos en un corto periodo de tiempo). Y esto es lo que le lleva a pensar que “siempre y cuando tenga control sobre mis emociones seré capaz de prohibirme esos alimentos, pero como un día tenga ansiedad o pierda los nervios, comeré vorazmente todo eso que me prohíbo en mi día a día”. Vemos aquí el peso de la gestión emocional en todo este tema.
Los atracones se componen de alimentos que la persona considera malos o prohibidos. Y así es como, poco a poco, se puede ir desarrollando un Trastorno de Alimentación.
¿LOS PROTAGONISTAS? La mala gestión emocional, la necesidad de control, el perfeccionismo y la idea sobrevalorada de delgadez.
Os animamos a que prestéis especial atención a si tenéis ciertos alimentos que no sois capaces de consumir o que os generan ansiedad. Puede ser el comienzo de una auto-prohibición que, desde luego, no conducirá a nada bueno.
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